Con una innovadora propuesta musical y social, la agrupación liderada por la ítala finlandesa Marcella Matu, se presentó a casi tablero lleno en el legendario Espacio del Ángel en pleno centro de Santiago.
Este domingo se dio el primer concierto después de la pandemia de Matu y la Tribu, un encuentro que estuvo marcado por la singular sonoridad y fresco proyecto de la banda. En ese contexto, la presentación contó con la intervención de dos destacadas mujeres del canto; la actriz y cantautora Carmen Prieto y la joven promesa del canto Flor de Abril, quienes a dúo con Matu hicieron remecer al público.
Santiago tiene un aire especial los domingos por la tarde, un recreo de horas para el abrumante ajetreo capitalino de la cotidiana semana. Mezcla de sudor y ternura diría la canción, una traducción metafórica regalada a los húsares de las constantes demandas sociales que se remecen entre una falsa realidad y los sueños de quienes son capaces de complacer con melodías y colores la necesidad de transformar el agrio malestar ciudadano. Es el caso de Matu y la Tribu, un oxigeno necesario para el respiro, una luz al final de los oídos para dar rienda libre a la interpretación de un discurso simple y lleno de emociones para quienes buscamos la palabra precisa, la mirada constante de lo nuevo, lo creativo, lo colorido.

Cerca de una hora y media fue lo que propuso la banda, y no es menor, la expectación y aprontes con la música de fondo -esa que los sonidistas ponen antes de un concierto para precalentar ánimos-, regalaban ensillados movimientos bailables de los que estábamos expectantes al ritmo latinoamericano. Cabezas que se remecían tímidamente y uno que otro dialogo a lo lejos para hablar de música, de las letras, “de que” ya los conocían y opiniones varias, por lo pronto, solo esperar y dejarse sorprender.
Por lo anterior, reafirmo la capacidad de asombro, aquella que estimula el sentido del arte para agregar motivo a lo que nos rodea, en este caso, la impecable interpretación de Marcella Matu en su viaje por la búsqueda de ritmos y sonidos, los mismos que traspaso al son de valses, huaynos y baladas a través de letras con temáticas sociales, medio ambientales y de reflexión humana. Por otra parte, la inquebrantable instrumentación de los músicos; bajos marcados para dar el peso necesario a los seguros golpeteos de las percusiones, el incansable sondeo de las coristas armonizadas sigilosamente con el contorneo de la danza, la afrenta de las melodías en guitarra y gaitas colombianas sumados al valioso aporte y basta experiencia de Pedro Villagra en el saxofón. Se agrega a lo anterior, el perfecto complemento colectivo que da el tinte necesario para un proyecto de trascendencia, digno de ser escuchado, disfrutado y valorado.

En conclusión, y como dice la recomendación del chef, un plato de cultura que no solo degusta nuevas sensaciones, también agrega la sazón y la medida colorida necesaria para armar un carnaval de sabores.
Matu y la Tribu:
Matu: voz, semillas y campana.
Emilio Panso: guitarra y gaitas colombianas.
Danny Fuchs: bajo.
Compay José: percusiones afrolatinas.
Omar carrasco: percusiones afrolatinas.
Carmen Prieto: voz.
Pedro Villagra: quena y saxofón.
Canela Astudillo: voz y coros.
Daniela Martinez: voz y coros.
May Garcés: voz y coros.
Martin Lorie: charango.